Una humilde periodista que dejó de lado su vocación por necesidad, optó por la docencia
y, de repente, emigró a China. Pero muy China. Chinísima.
Es mi tercera aventura, un nuevo blog.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Cumpleaños, vacaciones y chip oriental.

Queridos lectores occidentales:

Prometí en Facebook y Twitter que contaría detenidamente el día de mi cumpleaños en Harbin. Es la primera vez que lo celebraba fuera de mi país, siempre se daba la casualidad y en septiembre siempre he estado en España. A veces había una gran fiesta, otras veces me encontraba trabajando… aquí se ha juntado todo.

Me desperté y ya tenía un par de mensajes de mis alumnos (grandes detectives) felicitándome el día. Comí, y cuando fui a la clase, escucho: “¡Charo! ¡Una, dos y tres!” Y empiezan todos alumnos de literatura a cantarme “Cumpleaaaaños feeeeliz…” a voz en grito. No podía parar de reírme y tampoco sabía dónde meterme (esto nos pasa a todos cuando nos cantan, ¿verdad?). Luego me fijé en el FELICIDADES de la pizarra. Qué queréis que os diga, casi me muero de amor.




Luego había quedado con una amiga china para cenar, con mis argentinos y con los españoles, que me dijeron que también se acercarían por allí. Tres alumnos aventajados se apuntaron y me trajeron regalos. Un fotógrafo chino me regaló la bandera de España (a mí, la bandera. Con lo que me gusta…).

Nunca me habían regalado flores antes: un amigo español y su novia aparecieron con un ramo de rosas, otros con una tarta para que soplara las velas en mi cumpleaños… en fin: que fue un día lleno de sorpresas, bonito y emocionante. No me esperaba ni la mitad de lo que ocurrió.
Gracias a todos también por felicitarme desde lejos porque, a pesar de que me acerco a la treintena, sigo disfrutando del día de mi cumpleaños como cuando cumplía 5 años.



Volvamos al día a día. Tengo una semana de vacaciones, pero con días libres o sin ellos, los fines de semana siguen siendo fiesta obligada. Creo que esto merece una mención especial porque la fauna nocturna es completamente distinta a la diurna. He entendido por qué casi no hay chinos en las discotecas. La respuesta es fácil: no bailan. Es algo que no está prsente en su cultura y, además, no está bien visto que las chicas, por ejemplo, vayan a los pubs. (No os echéis las manos a la cabeza que si rebobinamos en España 50 años era parecido).
Lo que sí que está en su cultura –y bien presente- es CANTAR. Cantan todo el rato. Salen de fiesta con sus amigos y se van a un karaoke a entonar canciones horteras, no se avergüenzan de tararear (lo que para ellos es cantar a pleno pulmón) por la calle, en el trabajo... Lo divertido es ver a los chinos que se animan a bailar: no tienen ritmo porque no han bailado ¡en su vida! Casi la totalidad de mis alumnos no han pisado una discoteca en su vida, y hablo de estudiantes con 23 años.



Me parecía oportuno seguir dando ejemplos gráficos sobre la terrible narcolepsia juvenil en restaurantes (arriba) y after rusos (debajo)

El resultado es obvio: los garitos están llenos de rusos y otros guiris –nosotros-. Además encontramos algún chino fan de nuestro (o como nos llaman: wài guó rén –extranjeros-) y trabajadores que se duermen. Esta vez prestaré más atención al after ruso: aún no sé cómo se  llama el bar, le llamo el ‘Russian bar’. Es muy bizarro, allí cada uno es de su padre y de su madre, todos borrachos y más hombres que mujeres, lo que al final suele ser un poco agobiante para el género femenino. Mezclan rap, canciones rusas y éxitos comerciales, entre los que incluyo el temazo de Gangam Style.



Es PSY, un coreano que, según he podido ver, está arrasando en todo el mundo, no solo en el mundo asiático como yo creía… y es de esas canciones freaks que un principio odias, pero luego disfrutas haciendo el ridículo e incluso pidiéndosela al dj en un chino inventado mientras imitas el baile.

 Video del fin de semana pasado en el Russian Bar. Gangnam Style.


No entiendo que en el bar todo sea más barato por el simple hecho de tener los ojos redondos. Nos cuestan los tercios de Budweiser 1,25 € (la mitad que a los chinos), si hay un reservado libre, nos meten allí y nos dan patatuelas, palomitas y vodka con resfrescos GRATIS. Que no me quejo, pero me da la sensación que en cualquier momento nos van a traer a una prostituta ucraniana a bailar encima de la mesa y que voy a tener que meterle yuanes en el tanga.


El reservado

La entrada al antro (en serio)

Tres conclusiones después de días de fiesta. Uno: mi vida sigue siendo igual de surrealista. Dos: los chinos viven cansados. Y tres: los rusos son bipolares. No he conocido a uno normal. Desde una rusa pseudoalcohólica que se ríe a carcajadas, de repente se enfada y dice ‘I’m think I am a transformer’ o que quiere ‘a fuckin’ beer because I hate people’, hasta un ruso que también está de buen rollo, de repente le entran las prisas, no le habla a nadie y desaparece… a otra rusa que me mira y dice: ‘I think that I love you, you have a perfect face’ y luego no me vuelve a hablar. Este comportamiento lo he bautizado como bipolaridad soviética. Estoy segura de que si investigara sobre ellos, lo podríais leer en unos años en Wikipedia… pero prefiero seguir pasándomelo bien.

Oficialmente tengo mi primer resfriado, lo que me conocéis bien sabéis que es un estado natural en mí… pero estoy de vacaciones así que no hay problema. Me acordé hace un rato de que mis alumnos me habían regalado para el día del profesor un “remedio chino tradicional para la garganta”. Esta mañana lo he abierto intrigadísima... y me encuentro pastillas de menta de toda la vida. "Remedio tradicional de la puñetera farmacia" le llamamos en España, caris.

Este resfriado tiene su origen en la fiesta de la luna: fue el domingo pasado. Es una fiesta nacional, por eso hay una semana de fiesta en toda China, la fiesta del Medio Otoño. (Eso de 'trabajar como chinos' empieza a sonarme a cachondeo, entre las siestas y tantos días de vacaciones).
Todo el mundo salió a la calle en Harbin, para ver la luna, fuegos artificiales, canciones y espectáculos con agua y luz en cada gran fuente.



  
Cada uno me ha contado una historia distinta sobre el significado de esta fiesta, pero  hoy en día la celebración consiste básicamente consiste en comer pastelitos y observar la luna con tus seres queridos (qué cursis son). La historia y descripción del pastelito os la dejo de Wikipedia porque cada uno me ha contado su visión y ‘el interné no engaña’.

En fin, que vimos el río y el barquito que lo cruza y decidimos que sería una buena idea dar una vuelta. Total, el viaje costaba 0,60 € y yo estaba de lo más emocionada con mi globo de helio en forma de luna y me sentía más china que nunca. Me faltaba echarme una siesta en dos bancos y tener un novio asiático al que dejarle mi bolso y humillarlo públicamente.

Pero claro, el sol ya se había ido y la humedad y el frío que hacía hicieron de las suyas y ahora el dolor de garganta y el malestar son protagonistas en mi vida. Aún así, no creo que sea un impedimento para que esta experiencia siga siendo tan genial como hasta ahora.

Aquí hay que CAMBIAR EL CHIP. Sino, no comería, ni dormiría, ni viviría. Porque aquí la palabra desinfección creo que ni existe. Los estudiantes extranjeros nos vemos obligados a dejar de pensar en cosas como: ¿estarán los palillos del comedor limpios? ¿Cómo fregarán los platos? 

Gran ejemplo el de la primera vez que veo limpiar a la china el cuarto de mi residencia: con un ojo aún pegado, la veo el lunes por la mañana entrar como perico por su casa a mi habitación, coge la fregona y ¿adivináis donde la empapa y escurre? Sí, EN EL LAVABO. Yo intento no montar en cólera y explicárselo por señas, pero es que luego se lo he visto hacer a a más limpiadoras en baños públicos. ¿NO TENÉIS CUBOS O QUÉ?

Ya os hablé del otro gran ejemplo, los baños públicos. El asco. En cualquier bar, restaurante. Huele mal, siempre hay suciedad. Agujeros en el suelo me obligan hacer de tripas corazón y sobrevivir.

Encontrarte un gato paseando por el supermercado tan ricamente, a sus anchas, por encima de la comida. ¿De quién es el gato? -¡De aquí, del supermercado!- Nos contestan divertidos los trabajadores. Menuda ilusión.




Que hay que cambiar el chip. Y en realidad me encanta. ¿Que te montas en un taxi y parece que vas a perder tu vida en cada segundo? Pues sí, me ocurre constantemente, pero es que sino no estaría en China y nada sería tan sorprendente y divertido. 

Intentaré escribir más a menudo porque luego se me acumulan las historias y esto de mezclar tantos temas no me gusta especialmente porque siempre me dejo datos y fotos reseñables en el tintero. El post de moda de Harbin está tomando forma, yo solo os voy avisando…


China Mandarina


Como siempre, gracias por leerme.

Tx.

2 comentarios:

  1. Muy bueno, se ve que te lo pasas pipa, eh? Un abrazo!!

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  2. Que graciosos los alumnos!! Ahora que tengo mi "alumna" particular, entiendo todo lo que cuentas de ellos! jejeje. Vamos a ver si los ponemos al día y juntamos a tu Thalía y mi Marrissa en algún bar! :)

    Eso sí, lo de cantar canciones horteras en los KTVs...lo mismo no son solo los Chinos ehh Miss Stan! :p

    El "bar ruso" es "Russian Size" pero como tu dices tiene más chicos que chicas así que no es muy interesante que digamos...jaja. Eso sí al menos las cosas son gratis. Estuve hablando con el dueño de Fox/Dox/Box y me estuvo explicando como funcionaba todo y por qué. Ya te contaré...

    En lo de que son un poco guarros si que te doy la razón... jaja. Como tu dices, lo mejor es no pensarlo porque si no... xD

    De todo lo escrito me quedo con lo de: "Conclusión después de varios días de fiesta: mi vida sigue siendo igual de surrealista"

    :) A curar el resfriado que nos veamos en la próxima fiesta!!

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